Paul Feig se une a la moda de la parodia. Después de que en los últimos años hayamos vistos unas cuantas películas que intentan revitalizar un género a base de imitaciones cómicas, como el del terror, los zombies o la comedia romántica, todavía faltaba una que explotara ese territorio tan seductor como el de los agentes secretos. ‘Espías’ viene a aportar su granito de arena con una comedia que si bien no es mala, deja unas sensaciones un poco contradictorias, intercalando algunas buenas carcajadas con otras de puro aburrimiento.
La historia sigue a la analista de la CIA, Susan Cooper (Melissa McCarthy), quien después de haber presenciado la desaparición de su compañero (Jude Law), se presenta como voluntaria de agente secreto para emprender una misión encubierta, en la que se tendrá que infiltrar en el mundo del tráfico de armas para salvar al mundo del desastre.
No hay nada más subjetivo en el cine y consecuentemente con resultados más dispares que aquellos films centrados en dar miedo o en dar risa. Los motivos creo que son obvios, y es que si bien se puede analizar diferentes factores de forma medianamente objetivas, las sensaciones o sentimientos que se producen en el espectador son totalmente personales, siendo ajenos a los parámetros establecidos en el celuloide moderno. Es por ello que los productos que buscan una reacción en la persona, la opinión que se forme de la película, se ajusta más a un juicio personal que a un dictamen mayor valorable por el público. De esta manera, y con esta breve reflexión, nos encontramos con el nuevo trabajo de Paul Feig, un film que gana cuando se concentra en la autoparodia de sus elementos y que pierde cuando intenta aportar su propio toque de humor.
‘Spy’ es una obra que se divide entre el humor personal del estadounidense y el humor caricaturesco de todos los elementos del cine de espías, en una historia al más puro estilo de James Bond donde la trama es lo de menos y donde sus personajes llevan todo el peso del relato. Hay algunos gags que nos sacarán varias carcajadas, hay una historia bien desarrollada a pesar de su excesiva duración, y hay un reparto fantástico en el que cada uno de ellos tiene sus momentos de lucimiento. Y es en ese reparto donde hay que fijarse, en un trio (o cuarteto) que está estupendamente aunque en algunos casos los personajes y sus líneas de dialogo no acompañen tanto como debieran. Al igual que en sus dos anteriores trabajos, Feig vuelve a repetir con Melissa McCarthy, quien realiza un estupendo trabajo con su interpretación, pero junto con ella viene uno de los problemas (o virtudes) de la cinta y es que si no conectas con su humor se presentan serias dificultades para disfrutar el metraje. Porque el personaje de McCarthy es el refugio del humor ‘made in Feig’, y ese tono a caballo entre lo vulgar y lo simpático que impera en Susan Cooper, cae en un equilibrio que no termina de cuajar y que termina resultando una retahíla de verborrea que ni hace gracia ni provoca interés. Es una pena, ya que en las pocas veces que el guion termina por apostar por la grosería o por la simpatía, la cinta gana muchos enteros, pero son muchos los minutos en el que el parloteo incesante de la actriz ocupa todo el visionado, elevándose por sobre todos los demás ingredientes de una película que no termina por auparse en un estilo cómico, y se queda a medias en un producto que encantará solamente a quien le satisfaga las dos caras bromistas de la moneda.
¿Es malo eso? Pues lo cierto es que no, va dirigida a un público en concreto y quien asista a su visionado siendo partidario del gusto del tándem Feig-McCarthy, encontrará sin duda una buena comedia y un muy buen pasarratos veraniego. Pero el resto tendra que contentarse con ver bastantes escenas anodinas, observar el talento de los actores, y disfrutar cuando el film se centra en la parodia. Y es que en esos momentos hay poca discusión, ya que las situaciones más brillantes del film vienen derivadas de dicha apuesta y si hay un responsable de que funcione en mayor medida esta vertiente, ese es sin duda Jason Statham, en un papel autoparódico brillante y tremendamente desternillante, que sacará las mayores carcajadas al espectador conozca o no la trayectoria del británico, aunque por supuesto se disfruta más teniendo conocimiento del mismo. Jude Law también hace un buen papel al igual que Rose Byrne y Allison Janney, siendo Miranda Hart la única pieza que desentona con un personaje demasiado estúpido y bobalicón, que no le hace ningún favor al film.
La dirección es buena y las escenas de acción que se presentan están bien coreografiadas y rodadas, con un correcto uso del slow motion. La fotografía cumple decentemente, llevándonos de un lugar a otro del mundo con un estilo atractivo y coherente con la obra, al igual que una banda sonora que acompaña bien al metraje. La pega más notoria de la cinta es su excesiva duración que da lugar a que algunos tramos se hagan algo más pesados, en una historia simple pero medianamente bien desarrollada, aún siendo previsible y con unos giros que se ven venir desde lejos. Lo que sí hay que añadir es que ofrece una buena crítica al trato de la mujer y la apariencia, destacando a la figura de la primera y restandole valor a la importancia de la segunda, realizando una fuerte protesta sobre estos temas que resulta bastante curioso viniendo directamente de un producto de Hollywood.
Finalmente, el nuevo trabajo de Paul Feig es una comedia que obtendrá admiradores y detractores a partes iguales. Si eres capaz de conectar con su tono cómico, ‘Espías’ supondrá una buena comedia, con un buen reparto liderado por una destacada Melissa McCarthy, y unos notables valores de producción. Si no es el caso, pues encontrarás una comedia un poco superficial y con algunos momentos carentes de interés, pero bueno… siempre nos quedará un disparatado y deslumbrante Statham.